Escribinos!

‪+54 9 3885 75‑7366‬

Pachamama en el Tren Solar De La Quebrada. Nos Vestimos de Fiesta y de Ricos Perfumes

Se dice que cuando uno va a Jujuy, “se parece a ir a la casa de un amigo o un vecino muy allegado” para vivir minutos que cambian la vida, no solo por la vecindad y la liberalidad de los vecinos de esta tierra, sino también por la oportunidad de compartir las profundas articulaciones de una vida.

En el agosto jujeño todas las familias aluden a una de las costumbres andinas antiguas, la adoración de la Pachamama, que se considera la más establecida de las festividades religiosas en América del Sur y particularmente en nuestro país, Jujuy es la provincia que motiva esta ceremonia. 

Solo basta con recorrer sus calles angostas para sentir los olores, perfumes a sahumerios, azúcar quemada, humo y el olorcito a carne asada, maíz, pan caliente y un vaso de chicha o una copa de ruda y caña te invitan a pasar.

La fusión es respetar, agradecer y acercarse a la Madre Tierra para que florezca constantemente. Las celebraciones se convierten en una escena de sombras, pequeñas grandes, altas, bajitas y llegan los familiares y amigos que muchas veces hacen un largo viaje para acompañar la flia que ofrece este agradeciendo a la madre tierra. música y movimientos que recuperan las melodías familiares en las voces quichua y aimara en un trasfondo

Las festividades comienzan el primer día de agosto y durante todo el mes de la Pachamama. El culto comienza justo a tiempo, con el humo de la casa, sus inquilinos y los acompañantes, humo que se complementa con chacha y pupusa, dos plantas de olor dulce tradicional del noroeste

A las doce por lo general se realiza la función en la que se sustenta la madre tierra. En la costumbre, se realiza en un pozo en el suelo, que normalmente se profundiza en el centro del lugar, donde se coloca el incienso y la chicha, una bebida mixta promedio que es muy convencional en la zona. La gente local se inclina ante el pozo para disculparse con la Tierra, expresar gratitud hacia ella y suplicar por un año más de vida. En ese momento almacenan en el pozo los alimentos criollos, las hojas de coca, las bebidas y las diferentes aportaciones para alimentar la apreciación que le tienen. La función termina cubriendo el pozo con una piedra blanca, que se conoce como apacheta y es la marca que reconoce el lugar para regresar dentro de un año para agradecer y solicitar otro momento de prosperidad para la tierra. La Madre Tierra también recibe tabacos encendidos, los cuales se encienden hacia el final de la función y se dejan en la apacheta. Para algunas familias ese cigarrillo o humito que prende cada integrante es en nombre de los hijos, del familiar por el que se agradece o piden algo en particular, o por el que ya no está, para que su alma siempre esté en paz.

El alma del grupo de personas se combina hacia el final de la costumbre. Todos los miembros se juntan para expresar el alma de la comunión y moverse alrededor de la brecha, al sonido de cajas y quenas en parejas. 

La Pacha es la Madre, todo lo que la deja es vida, y todo lo que regresa a ella está vivo una vez más. Esa es la razón por la cual la tierra se utiliza en ocasiones como un componente para sanar, como en el asilo de Punta Corral, hay individuos que piden a la Virgen y a la Pacha que, mientras tanto, solucionen sus males.

Acompáñanos en este viaje de agradecimiento. Todos los sábados honramos a la Madre Tierra

¡Seguinos en nuestras redes sociales para conocer en detalle cada evento! @trensolaroficial 

Facebook
Twitter
WhatsApp
LinkedIn